Mucho se habla de mindfulness en los últimos tiempos. Pero, ¿qué es mindfulness? Reducirlo a una mera técnica de relajación es quedarse en la superficie de lo que realmente significa y de lo que puede aportar a tu crecimiento interior.
¿Te pasa a veces –o muchas veces– que no puedes dejar de pensar ni un solo momento? Tu mente salta de un pensamiento con otro sin tregua, bailando entre acontecimientos pasados y posibles escenarios futuros. Y llega un momento en el que sientes que te va a salir humo por la cabeza. Es agotador, ¿verdad?
Esta incesante actividad mental conlleva una fuerte carga de estrés que, sostenido en el tiempo, puede llegar a enfermarte. En los últimos años, una de las recomendaciones estrella para disminuir el estrés es la práctica de mindfulness. El primero en hablar de esta técnica milenaria de raíces budistas fue el médico estadounidense y doctor en biología molecular Jon Kabat-Zinn, quien creó un programa de reducción del estrés basado en la atención plena.
¿Qué significa mindfulness?
La traducción correcta al castellano sería «atención plena», o «conciencia plena». Se trata de poner el foco de atención en el momento presente, alejando de esta manera los pensamientos que te perturban.
Desde un punto de vista pragmático, centrar la atención en el momento presente –ya sea poniendo el foco de atención en la respiración, en un objeto o en un sentimiento agradable– te permite descansar la mente del vaivén de pensamientos nocivos, relajándote y disminuyendo el estrés.
Sin embargo, reducir el mindfulness a una mera técnica de relajación es quedarse en la superficie de lo que realmente significa y de lo que puede suponer para tu crecimiento interior.
Conecta con tu esencia a través del mindfulness
Estoy segura de que, por norma general, vives en «piloto automático», enredada en el flujo de tus pensamientos. No te los cuestionas, sino que los aceptas como verdades irrefutables, identificándote con ellos. Y teniendo en cuenta que con frecuencia tus pensamientos pueden ser negativos –especialmente acerca de ti mismas– te estás creando un sufrimiento tremendo e innecesario.
No te creas todo lo que piensas. Los pensamientos no son más que eso: pensamientos.
Allan Lokos
La «parte buena» de ser creadora de tu propio sufrimiento es que también tienes el poder de liberarte de él.
La práctica de mindfulness te permite aquietar ese trasiego mental, creando un espacio de calma en el que poder conectar con lo que subyace a esa nube de pensamientos: tu esencia.
En los momentos en los que puedes parar ese ajetreo mental, aparece algo dentro de ti que te hace sentir más calmada, que puede observar si te sentiste secuestrada por una emoción o reacción, o si estuviste enganchada a un comportamiento que ahora sabes por qué no pudiste evitar. Te das cuenta, eres consciente.
Desde esa quietud, sin emitir juicio alguno, tienes la capacidad de observar tus pensamientos y las emociones que de ellos se derivan. Te conviertes en una observadora consciente de lo que está ocurriendo, aquí y ahora, en ti. Y es justo en ese momento cuando puedes tomar la decisión de transformar todos aquellos pensamientos y juicios que te causan sufrimiento por otros de amabilidad y compasión hacia ti misma que te permitan aceptarte tal y como eres.
Mindfulness y meditación
Aunque a menudo se utilizan los términos mindfulness y meditación indistintamente. Desde una comprensión más intuitiva que formal, entiendo el mindfulness como una actitud ante la vida. Es la elección de vivirla aceptando las cosas tal y como son, fluyendo con el devenir de los acontecimientos, siempre desde la serenidad. Es poner la atención en vivir y disfrutar conscientemente del momento presente, sin anclarse en el pasado o anticipar el futuro.
La meditación la concibo como una de las prácticas que te permite desarrollar esa actitud mindfulness, ese estado de atención plena y aceptación.
Cómo practicar mindfulness en tu día a día
Puedes elegir tener una actitud mindfulness en cualquier momento del día, no hace falta que te sientes a meditar o que practiques yoga (que también está muy bien). Se trata de ser consciente de lo que estás haciendo en cualquier momento. Puede ser caminando, conduciendo hacia el trabajo (¿no te sorprendes continuamente conduciendo de manera autómata?), mientras te duchas, comiendo –lo que se llama mindful eating–, incluso haciendo la compra. Intenta parar el ajetreo mental y disfruta de cada momento cotidiano que la vida te ofrece. Aquí y ahora.
Reconozco que no es sencillo hacerlo realidad y que la actitud permanezca. No pienses que todas las personas que escriben y hablan sobre ello ya lo han conseguido, empezando por mí. Pero vale la pena comenzar el camino.
¿Cuál es tu experiencia con el mindfulness?